Silvio Alejandro busca la belleza
Silvio Alejandro busca la belleza
En 1974 Silvio Rodríguez, el autor de Ojalá y Unicornio, compuso Pequeña serenata diurna. Mientras estaba absorto en el proceso de creación de esa pieza, en la Ciudad de La Habana nació un niño al que también llamaron Silvio y que, igualmente, se apellidaba Rodríguez. Mera coincidencia, pues no existía ningún vínculo familiar entre ellos.
El joven Silvio Rodríguez compuso sus primeras piezas en 1993. Por entonces, ciertas confusiones, bromas, comparaciones y tropiezos le recordaban, insistentemente, que le estaba rondando el fantasma del maestro, del otro Silvio. Para eliminar entuertos decidió dejar de identificarse con su primer apellido, Rodríguez, y sacar a la luz su segundo nombre, Alejandro. Nació así, para el universo juglaresco cubano, Silvio Alejandro.
La primera vez que lo escuché fue en la Universidad Central de Las Villas, en la ciudad de Santa Clara, a finales de los 90'. Me llamó la atención la imagen recia que proyectaba su rostro, que contrastaba con la ternura que emanaba de sus canciones. Después perdí su rastro, hasta que pasados cuatro o cinco años llegaron a mis manos sus grabaciones. Seguía siendo el trovador que llevaba a las canciones su mundo interior, pero me sorprendió con piezas que escudriñaban el entorno.
En marzo de 1999 Silvio Alejandro participa en el encuentro Music Bridge, que tuvo su colofón con un concierto en el teatro habanero Karl Marx. Eminentes personalidades de la música cubana y estadounidense se subieron al escenario para demostrar que era posible la amistad entre las dos naciones. Peter Frampton, Gladys Knight, Mick Fleetwood, Billy Joel y Joan Osborne, fueron algunos de los visitantes que el trovador conoció.
Entre los sitios del planeta en los que se ha presentado Silvio Alejandro se encuentran Quito, Santiago de Chile, Lima, Montreal, Estambul, Turquía, Medellín y Tokio. Por cierto, el juglar cuando está de gira más allá de las fronteras cubanas tiene la costumbre de interpretar, además de sus canciones, piezas populares de nuestro país: boleros, guarachas, sones, y, por supuesto, composiciones de la Nueva Trova.
Sobre un escenario Silvio Alejandro hace añicos los prejuicios: lo mismo aparece solo con su guitarra, que acompañado por una banda y rodeado de efectos visuales creados en computadoras. Pero su empeño no es deslumbrar, sino transmitir belleza a través de la palabra y la música. Ésa es justamente la constante que se advierte en la propuesta del cantor: buscar la belleza.
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Silvio Alejandro - Tanto remar:
- Tanto remar
- 5 cervezas dobles
- A los 50
- Cualquiera lloraría
- El tragaluz
- Ir a la luna a verte
- Los tiradores
- Luna y mar
- Monte Habana 2005
- Soldado
- Tu canción