Desde Cuba otra mirada al fotografo el buitre y el nino famelico

Desde Cuba: otra mirada al fotógrafo, el buitre y el niño famélico

Por: Roberto Reyes (17 de octubre de 2015)

Desde Cuba: otra mirada al fotógrafo, el buitre y el niño famélico. Foto: Kevin Carter

Hace poco más de 20 años el reportero gráfico sudafricano Kevin Carter fotografió a un niño sudanés desnutrido que era acechado por un buitre. La foto fue publicada en The New York Times. Y mientras unos elogiaban al fotógrafo por haber tomado una imagen que denunciaba una cruda realidad, otros le acusaban de inhumano por no haber auxiliado al pequeño.

Durante varias semanas se mantuvo una polémica que siempre tuvo en el centro el papel que debió jugar el fotógrafo. Y el final de la historia no pudo ser más dramático: un año después de que se diera a conocer la impactante imagen, Carter ganó el premio Pulitzer y poco después se suicidó.

Pero dejemos a un lado el trágico desenlace. Concentrémonos en el intenso debate que en su momento provocó la famosa instantánea, y busquemos su actual resonancia en el devenir de la música alternativa cubana.

Descubrimos, entonces, que si bien numerosos trovadores, roqueros, raperos y otros cantores cubanos denuncian en sus canciones los entuertos que les rodean, cuando esos mismos creadores se sumergen en la vida pública (casi) nunca emiten criterios polémicos y más bien asumen la conducta de pasar de largo ante esta o aquella situación comprometida.

Al parecer han decidido no correr otros riesgos que no sean los que se derivan del impacto que causa su obra artística.

Pero también existe un puñado de cantores que, además de parir canciones cuestionadoras e insumisas, sale a la calle para jugarse la vida por quienes defiende, y dice su verdad a los cuatro vientos, y se equivoca, y se enfrenta abiertamente a los personajes retorcidos de turno. Y a veces es llevado a la hoguera.

Por estos últimos siento un aprecio especial. Su activismo me seduce hasta el punto de defenderles no solo de palabra sino de acción. Aunque al doblar de una esquina nos sorprendan los miedos, las exclusiones o las represalias.

Y no exagero al escribir represalias. Recordemos, por citar solo un ejemplo, la severa sanción que hace dos años las autoridades cubanas intentaron imponer a Robertico Carcassés por realizar un puñado de reclamaciones en un concierto multitudinario.

Y aunque el director de Interactivo se libró del castigo, gracias a la oportuna intervención de Silvio Rodríguez, la reacción de los censores se convirtió en advertencia para los artistas.

Entonces, ¿los cantores —pintores, cineastas, dramaturgos, actores, fotógrafos…— deben expresar sus inquietudes solo mediante sus obras?

¿Por qué los artistas suelen manifestar un pasmoso e insolidario silencio cuando algún cantante deja a un lado sus canciones y da a conocer diáfana y abiertamente su opinión sobre una situación controvertida?

¿El artista que muestra en su obra sus inquietudes sociales, debe también defenderlas en todas las tribunas a su alcance?

¿Mostrar una y otra vez los males de la sociedad en las canciones sin atreverse a denunciar de otro modo a los posibles culpables se ha convertido en una tendencia autoprotectora?

¿Es una aberración que un artista como John Lennon haya sido tan irreverente en el terreno artístico como en el social?

¿Qué sucedería si Calle 13 fuera un dúo cubano?

En fin, ¿estás a favor del artista rebelde metido en su concha o del que derriba las paredes de su micromundo para unirse a quienes defiende y cambiar su suerte?