Leonardo Garcia por el sendero virtuoso de la trova
Leonardo García, por el sendero virtuoso de la trova
Por: Roberto Reyes (30 de enero de 2015)
De la obra del santaclareño Leonardo García emana una sensibilidad singular. Sus piezas muestran una sobriedad y un aliento poético casi imposibles de encontrar en las canciones exitosas que saturan la radio, la televisión y el ciberespacio.
Leonardo García, por el sendero virtuoso de la trova. Foto: Raúl El Yuca Gutiérrez
El trovador nació en la ciudad de Cruces, de donde es su padre, y desde los dos años vive en Santa Clara, tierra de su progenitora. Cuando era adolescente estudió en una escuela de arte y fue entonces que tuvo el primer contacto serio con la música.
"Antes se entraba a la Eva (Escuela Vocacional de Arte) en guitarra en sexto grado. Hicieron una captación, hice las pruebas de aptitudes, salí muy bien, y comencé a estudiar guitarra", cuenta Leonardo.
"Sabía algo de guitarra, porque un tío mío de Cienfuegos tocaba algunas canciones populares, como aficionado, y nos interesamos mi hermano y yo, y algunos primos míos. Realmente le pasábamos las manos a la guitarra. Cuando hice las pruebas me dijeron: «No toques más la guitarra, porque te puede dañar la técnica. Espera que comience la escuela para que estudies la guitarra con la técnica que debe ser»".
Y aquel aprendizaje, aquellas largas horas de ensayo, fueron moldeando a un artista que hoy es considerado uno de los más importantes jóvenes trovadores cubanos.
Niñez, adolescencia y música
"Me ha gustado siempre la música. Me acuerdo que mi padre compró una grabadora —cuando aquello no había casi grabadoras—, una grabadora Sanyo, viejita, grisecita, y ahí poníamos un casete que tenía música de Los Beatles, música cubana de diferentes autores.
"Y se escuchaba muy buena música por radio en esa época. Años 87, 85, 84… Se daban clases de educación musical en las (escuelas) primarias. Y eso te va guiando. Ya después aparecen estas captaciones y acudí a ellas de la mano de Carmen Guerra, que como estudiábamos juntos Juan Carlos, Melvin Joel y yo, fuimos, hicimos la prueba y los tres ingresamos en la Escuela de Arte.
"En el año 90 o 91 paso a estudiar ya al Preuniversitario, porque el nivel medio de música se hacía en La Habana y yo no quise irme para La Habana a estudiar. A partir de ahí comencé a ser un aficionado a la música. Y seguí escuchando y compartiendo música a partir de la guitarra hasta que llegué a la universidad.
"En esa época se escuchaba mucha música que tenía que ver con la trova. Moncada cantaba incluso canciones de cantautores: Gerardo Alfonso, Frank Delgado…, Sara González cantaba canciones de Frank Delgado. Carlos Varela empezaba a salir en esa época también".
Etapa universitaria
"Entro a la universidad en 1993 para estudiar agronomía. En esa época Juan Carlos y yo teníamos un dúo que hacíamos para participar en los festivales representando a la facultad. Después estuvimos a nivel provincial y nacional. Tuvimos premios. Y recuerdo algunas obras que tocábamos. De Leo Brower tocamos una obra. También obras más populares, recuerdo una danza paraguaya. Y como solista tocaba piezas de Jorge Cardoso. Eran más o menos las cosas que yo había estudiado, música instrumental que había estudiado en la Escuela de Arte.
"En esta época comienzo a hacer mis canciones, a partir del año 96 o 97, y a implicarme con el movimiento autoral que había aquí en Santa Clara. Independientemente de esto participábamos como dúo instrumental en eventos, pero realmente no nos dedicábamos profesionalmente a eso. Simplemente tocábamos en los festivales y ya. Después no teníamos tiempo porque teníamos que estudiar una carrera.
"Ya implicado en este movimiento de trovadores comienzo a hacer mis propias canciones, que al pasar uno o dos años comenzaron a tener un sello personal. Me sitúo así en un movimiento cultural en Santa Clara que venía emergiendo y eso es lo más importante: la cercanía a otros músicos que estaban haciendo un tipo de música diferente.
"Los festivales de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria) son eventos de aficionados. Y uno va, conoce mucha gente, y no pasa algo mucho más importante que el cariño que uno recibe; conocer gente, ir a otras provincias, conocer a artistas —aficionados también—, que tenían muy buena calidad. Recuerdo el grupo Warapo en el que había muchos integrantes que estuvieron junto conmigo en el movimiento de aficionados de la FEU".
El Mejunje y La Trovuntivitis
"Nosotros a veces en El Mejunje estábamos desde las 10 de la noche y eran las 4 de la mañana y casi que tenían que echarnos, cerrarnos la puerta, porque seguíamos cantando. Y éramos 15, 20 personas allí. O sea los amigos. Eran momentos maravillosos.
"Estos tiempos no sé si son mejores o peores. Simplemente son diferentes. Todo el mundo crece y los tiempos cambian. El público fue creciendo y ya no cabía en el bar (de El Mejunje). Entonces hubo que meterse detrás de un sistema de sonido, y entonces la cosa cambia.
"A veces el sonido —la mayoría de los casos— no es el que uno desea, y en el bar, cuando no había mucha gente, cantar acústicamente era mucho más natural, más tranquilo. Pero cuando ya se llenaba el lugar y la gente comenzaba a conversar, ya no resultaba y hubo que salir para el patio. Esto le quita mucha intimidad a la trova —que lleva mucha intimidad—, pero surge un espacio nuevo, un público nuevo.
"Además nuestro público se recicla, porque Santa Clara es una ciudad de estudiantes y los muchachos pasan por la universidad y van casi todos los jueves mientras están estudiando. Cuando se gradúan y se van ya no vuelven prácticamente. Por eso ya nosotros les hemos cantado a unas cuantas generaciones.
"El espacio era diferente antes, en el momento en que le tocaba ser diferente, en que estábamos creciendo, compartiendo canciones. Necesitábamos este tipo de confrontación con un público que era pequeño, y que poco a poco fue creciendo porque la gente vio que tenía seriedad y rigor. Y nos hicimos intérpretes en esos lugares".
El arte de crear canciones
"Generalmente la música me surge primero. Hasta que no encuentro una idea musical que me atraiga no salgo a desarrollar esa idea. A veces salen, las canciones han salido, y en un rato las he hecho. Pero generalmente parto de una buena idea musical, una idea musical que me parezca novedosa.
"A veces me propongo hacer canciones sobre algún tema, pero por lo general salen de acuerdo a lo que uno va sintiendo, el estado de ánimo que uno tenga.
"He estado dos años haciendo una canción. Bueno, dos años interrumpidos. A veces tú comienzas una canción y ya llega un momento en que te aburres de ella, y esa idea la dejas por ahí engavetada. Y puede ser que después la rescates hasta donde sirve. Y otras veces me he sentado y he hecho la canción en un rato.
"Generalmente me es muy difícil musicalizar versos ajenos. Lo que he hecho más bien es —por ejemplo lo que hice con los versos de José Martí— incluirlos en una canción mía. Después un trabajo que hice con Yamil (Díaz), quien me dio muchos versos y yo fui escogiendo, fui incluso invirtiendo versos para que me dieran diferentes rimas, o sea, pude tener libertad de movimiento con los versos que él me dio. Y también con Edelmis Anoceto. Me encontré uno de los tantos poemas preciosos que tiene y me gustó muchísimo la idea y el poema, y utilicé varios versos en una canción.
"Pero musicalizar un verso estrictamente no acostumbro a hacerlo. Creo que lo hice una vez con un poema de Samuel Feijoo y me fue muy difícil, porque tengo que adaptarme a la manera de decir de otro. Hay palabras que musicalmente no tienen que ver conmigo, son difíciles de pronunciar, entonces me es complicado. Básicamente es eso: trabajo con los textos de los autores y trato de hacer canciones".
Hacer y consumir trova en el siglo XXI
"En todos los tiempos ha habido trovadores de diferentes tendencias. Hoy eso de cantar con la guitarra se ve menos, cada día se ve menos el hecho de sentarse con una guitarra y tocar para alguien que se sienta a escuchar tus canciones. Y hay que apelar a veces a tocar con percusión, con bajo, canciones que son más cadenciosas. No me parece mal, simplemente son diferentes, y la gente lo hace porque tiene —supongo— mayor impacto.
"Creo que Cuba se está pareciendo cada vez más al mundo, y el mundo está pensando en cómo venderlo todo. La música cada vez se convierte más en un producto en el cual media el dinero y eso, lamentablemente, se ha globalizado. El hecho cultural se ha ido quedando a un lado.
"Ya es muy difícil que la gente comience a tratar de buscar un camino escabroso donde la guitarra tenga un protagonismo, que sea muy difícil de tocar —lo que tienen los grandes artistas universales, que siempre han buscado caminos nuevos—, eso en estos tiempos es muy difícil incluso para los que están emergiendo.
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"Porque la gente ya no está preparada para escuchar, cada vez está menos preparada. La política musical de nuestro país la está rigiendo ahora mismo el programa Lucas, que está muy bueno —supongo— como emisor de videoclips. En Cuba realmente a través de este programa se ha logrado hacer una inmensidad de videoclips, que al final su objetivo es promocionar la música.
"Lo que pasa es que no existe el más mínimo rigor en esos programas con el tema de qué cosa es más cultural, qué cosa es menos cultural, qué cosa tiene más que ver con Cuba, o qué es una copia mala de las cosas foráneas. Entonces este programa se está rigiendo por el dinero, por el mercado, por quién puede hacer el video, quién no lo puede hacer. Y el que tiene dinero hace las cosas y se va colando, y se va colando, y eso baja mucho los parámetros.
"Prohibir nunca es bueno. Simplemente no dejar que sea el dinero el que mande, sino tener una proyección. Aquí hay que hacer programas de televisión —que es lo que más ven las personas— con especialistas que se dedican a la música en Cuba para que vayan a hablar de la música y presentar los videoclips que existen.
"La trova siempre ha buscado, a partir de la guitarra, nuevas formas de la música. Además de que los textos siempre tienen una búsqueda social, un poco diferente, más original, la música siempre trata de ser revolucionaria. Cada trovador tiene su sello. Por eso quedan en el tiempo. No es lo mismo la obra de Silvio, que la de Pablo o la de Pedro Luis Ferrer. Eso me llamó siempre la atención. Cada persona abarca diferentes géneros de la música, con tendencias diferentes y la hace diferente".
Videoclips y discos propios
"Los videoclips que a mí me han hecho han sido gratis, porque no tengo dinero para pagar 3 o 4 mil dólares. Pero siempre se ha acercado alguien con interés en mis canciones, y he podido hacer dos videoclips. Y si no estás con un audiovisual hoy en los medios no te conocen. La Trovuntivitis cumplió ya 17 años y no tiene un videoclip. Y en Santa Clara llenamos todos los espacios, pero fuera de Santa Clara no.
"Vamos a Cienfuegos y no va nadie a vernos. Vamos a Sancti Spíritus y van los amigos. Entonces no nos conocen fuera de Santa Clara, porque no estamos en los medios. Y es el único movimiento de trovadores en Cuba en mucho tiempo, porque llevamos cantando todos los jueves durante 17 años. Se dice fácil, pero han pasado muchos trovadores que ya no están ahí y otros han ido surgiendo. Por lo menos tenemos un espacio vivo. La gente va y se llena. Nunca hay menos de 300 personas.
"No tengo propuestas para grabar. Estoy grabando mi disco por mi cuenta, con la ayuda de algunos amigos. Israel Rojas (Buena Fe) me está ayudando también con algunas sesiones de grabación. Y estoy editando el disco en la casa, y haciéndolo para poder tener la matriz en la mano y poderla proponer a cualquier disquera. De manera que no me pase lo que me sucedió con un disco que grabé en 2008, que no ha salido porque la disquera no acaba de tener dinero para emitir el disco…
"El disco que tengo en pleno proceso de grabación son doce canciones que no están grabadas en ninguno de los tres discos anteriores. Hay temas que se han ido quedando de otros años, temas que tienen un tiempo y hay temas que son más frescos. Pero por lo general son temas que no se han escuchado mucho, porque a veces no los canto ni en los conciertos".