Ciro Diaz musica para desmitificar
Ciro Díaz: música para desmitificar
Por: Roberto Reyes (8 de noviembre de 2010)
Hace alrededor de tres años un amigo me regaló cinco piezas de un álbum titulado Idioteces urbanas, perteneciente a la banda La Babosa Azul. Aunque no tenía ni la más mínima idea de la música que proponía la agrupación, el nombre me hacía sospechar que había algo de humor en el disco. Las dudas se convirtieron en certeza cuando me dijeron que el guitarrista Ciro Díaz era no solo el autor de los temas, sino también el director del piquete.
Lamentablemente, no he podido encontrar todas las canciones que ha grabado La Babosa Azul, pero en las que he escuchado hay erotismo, sarcasmo e ironía. La Ciudad de La Habana está presente en cada acorde guitarrístico y también en cada historia. Sobre todo, llama la atención el humor que subyace o se explaya en los temas. Y el único culpable de tanta risa agazapada en el disco es el guitarrista Ciro Díaz. Por eso Trastienda musical lo entrevistó, porque la agudeza y la alegría son de los mejores atributos de los seres humanos.
¿Cuál fue la música que escuchaste en tu adolescencia que te hizo sospechar que ese era un universo que te interesaba o, al menos, te llamaba la atención?
Transité por muchos tipos de música. Cuando era niño la música que se oía en mi casa eran los cuatro discos que tenía mi madre en el tocadiscos y era música pop romántica, ligera. Estoy hablando de El Puma, José José y este tipo de cosa. Además de musiquita que escuchaba por la radio. Siempre me atraía mucho la música pop y rock norteamericana, la más popular, que era la que pasaban de vez en cuando por la radio. Recuerdo temas como The final countdown, las canciones de Michael Jackson...
Empecé a escuchar rock'n roll cuando estaba en el pre-universitario, tardíamente. En mi escuela, que era la vocacional Lenin, lo que más se escuchaba era Metallica, Nirvana, Yes, y esas fueron mis primeras influencias. The Beatles también. Pero mis primeras influencias fueron más bien del heavy. Le caí por completo al heavy metal en el pre-universitario. Y tuve varios grupos allí, en la misma escuela.
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A propósito, ¿cuándo integraste por primera vez una agrupación y qué instrumento tocabas?
Siempre he tocado la guitarra. El primer grupo en el que estuve fue en la Lenin (Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin), en el pre-universitario. Formé parte como de 2 ó 3 agrupaciones que nunca llegaron a grabar discos, pero sí hicimos varias canciones que se conocían en la escuela. Incluso, me fui y cuando regresé dos o tres años después había gente que todavía cantaba esas canciones.
¿Desde entonces ya mezclabas el humor con la música?
Sí. Es que forma parte de mi carácter. Nunca me he planteado ser humorista. Las canciones, simplemente, me salen así.
¿Y en estos momentos estás consciente de lo demoledora que puede ser la risa provocada de modo inteligente o te sigues dejando llevar por un impulso interior al componer?
Son las dos cosas. Inicialmente uno compone lo que le gusta y como le gusta, y se va adquiriendo conciencia del poder que tiene lo que haces a medida de que vas viendo los resultados. Pero inicialmente parte de eso que llaman la necesidad de expresión del artista. Y en mi caso es así: la mayoría de lo que considero mis mejores canciones han partido de la espontaneidad, de un deseo de expresar lo que estoy sintiendo en ese momento, cuando me estoy sintiendo mal o molesto, cuando me he enamorado de una mujer. Aunque esto último no abunda mucho, pero también pasa. (risas)
Ahora que mencionas tus canciones, recuerdo la titulada Black metal. En mi opinión, por el tema que aborda, pudo convertirse en un fracaso rotundo y hasta provocar polémicas en las filas de los seguidores del rock. Sin embargo, logras un balance tan acertado en la ironía, en el uso de los vocablos, y en toda la dramaturgia de la historia, que la pieza se ha convertido en un clásico del rock que se hace en Cuba. ¿Cuándo la compusiste y qué satisfacciones te ha dado?
Esas son de las que yo llamo «canciones de cinco minutos». O sea, son canciones que compongo en poco tiempo. Estás sentado, se te ocurre una idea simpática y la compones y ya. A veces te sorprende que una cosa tan sencilla y tan simple pueda convertirse en un hit, como lo ha sido esa canción. Creo que es la que la gente más conoce.
El momento de la creación siempre es un misterio. Cada artista tiene sus peculiaridades, vicios, manías, métodos. Descríbeme el proceso que sigues para componer una canción.
Hay canciones —sobre todo estas que te mencioné «de cinco minutos», como Black metal, El Comandante, El Submarino— que las compongo en poco tiempo. Se me ocurre una idea y la desarrollo en nada. Hay otras que uno se propone componer. En estos casos, a veces sale algo que sirve y otras que no sirve. Y hay canciones que tienen una trama más complicada, que cuentan una historia que quizás no es cierta, y entonces toman más tiempo. Por ejemplo, una canción como La china me llevó como un mes para hacerla. Después el arreglo de la canción me lleva mucho más tiempo, porque debo adaptarla al grupo de rock donde toco.
Cuando entrevisté a Sergio Morales, quien fuera cantante de la desaparecida banda Barrio Adentro, le comenté que la grabación del grupo tenía una calidad impresionante y que me complacía el trabajo guitarrístico. Declaró que eras el «culpable» de esa excelencia, que habías grabado y mezclado todo el material, y que, además, habías incorporado tu guitarra. ¿Sigues empecinado en «destrozarles» el trabajo a otros músicos en tu estudio de grabación?
Sí, sí, (risas) el que quiera que le «destrocemos» el trabajo, puede ir allí.
Cuando hicimos esa grabación de Barrio Adentro realmente no teníamos el estudio que tenemos ahora. En aquel momento grabamos en mi casa, frente a una computadora, metiendo las guitarras por línea. En este momento ya tengo acondicionado un cuarto con una microfonía aceptable, que nos permite grabar casi cualquier cosa del género rock. Podemos grabar hasta batería, que es lo que más nos interesa. Porque lamentablemente los grupos cubanos de rock, incluso con muy buenos bateristas, están sampleando ese instrumento por la simple razón de no tener un lugar para grabarlo.
Conozco muy pocos grupos cubanos de este género que tengan la batería realmente grabada. Existen casos extremos como Escape, que no tiene sentido que samplee la batería porque tiene un tremendo baterista que toca bien como cojones, y tiene que forzosamente samplear el drum al no tener donde grabarlo.
Háblame de tu trabajo reciente como compositor e instrumentista.
Ahora mismo estoy grabando dos álbumes de La Babosa Azul. Son dos porque se me acumularon demasiados temas. Estamos grabando también un nuevo disco de Porno para Ricardo. Quiero hacer, además, un par de discos de versiones. Y de último en la fila tengo un disco de parodias.
En 1894, en el periódico Patria, José Martí dijo una frase lapidaria: "Risa es crítica". ¿Será por eso que algunas personas le temen tanto al humor?
Quizás lo mejor que tiene darle este toque gracioso a cosas que pretenden ser solemnes es desmitificarlas. Eso es lo que le veo de importante a hacer crítica de esa manera. De hecho, ni siquiera creo que hago crítica. Más bien desmitifico. O sea, a lo que se le quiere dar demasiada importancia y solemnidad, y entiendo que no la tiene, simplemente me burlo de eso. Esa es una manera efectiva de desmitificar. Y cuando la gente se ríe de eso se está haciendo cómplice tuyo.
Muchas gracias, Ciro. Ha sido un grandísimo placer entrevistarte. Te agradezco también el ajiaco de música y humor que siempre nos regalas.
Gracias a ti también.
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La Babosa Azul - Idioteces urbanas:
- Black metal
- El mangrino
- Antiamor
- Inspiración
- Tiempo