Inti Santana presenta Mundo Paripe
Inti Santana presenta «Mundo Paripé»
Por: Roberto Reyes (22 de julio de 2013)
Bajo el auspicio de la disquera Bis Music, grabado en los estudios Delfín de Cienfuegos y Sonocaribe en La Habana, acaba de salir al mercado el álbum Mundo Paripé del trovador Inti Santana.
El trovador Inti Santana ha publicado el álbum Mundo Paripé. Foto: Jorge Villa
Su obra se caracteriza por entrecruzar elementos del son y el rock, de las sonoridades árabes y las brasileñas, de la música afrocubana y el bolero. Porque Inti bebe sin prejuicio de cualquier fuente.
En sus canciones se perciben las múltiples vibraciones de la urbe en la que habita, con sus anhelos y desencuentros.
Para conversar acerca del álbum y la creación artística, Trastienda musical contactó con el cantautor.
¿Qué músicos intervinieron en la grabación de Mundo Paripé? ¿Qué otros artistas colaboraron?
"En primer lugar Alexis Bosch (piano y teclados) y Emilio Martini (guitarras) quienes junto conmigo asumieron los arreglos y la producción musical del disco y quienes estuvieron todo el tiempo encauzando el trabajo por el camino más claro, alertándome de posibles errores, de complicaciones innecesarias. Ellos dos fueron mi garantía de calidad, además de que trabajar con ellos en todas las etapas —maqueta, grabación, mezcla y masterización— fue de un nivel de aprendizaje invaluable para mí, fueron mis maestros.
"También tuve la suerte de trabajar con Michael Olivera que hizo todas las baterías y casi toda la percusión; él fue decisivo en darle esa unidad al amplio espectro rítmico del disco, aquí toca los batá, las tumbadoras, el udú, el pandeiro, el djembé o la kalimba todo en estilo y en función de la canción, porque también tiene experiencia en producción musical. Además se hizo más factible complementar las percusiones porque en la mayoría las tocó él mismo, o sea que cuando grababa el drum en un tema que llevaba batá, tocaba en el drum la marcha que complementara lo que él mismo haría después con los batá y eso le da mucha coherencia y claridad en la base rítmica al disco.
"Gastón Joya en el bajo, quien aportó muchas ideas a la hora de enfocar el bajo; yo quería que el bajo no se limitara a seguir la marcha, sino que en varios momentos cantara, que se moviera y él lo hizo, pero con un gusto que superó todas mis expectativas, además de que fue él el que ideó y tocó el órgano cumbiero en el último tema Mundo Paripé.
"En los coros me acompañaron Luna Manzanares que simplemente llegaba y «la ponía» así impecable, y mi hermano y colega Leonardo García, que además de ayudarme en los coros me guió muchísimo a la hora de poner yo la voz líder. Leo fue de una ayuda gigantesca para mí.
"Los vientos los hicieron Ernesto Vega (clarinete, saxo y flauta), Roberto García (trompeta y fiscorno), Eduardo Sandoval (trombón) y Yasek Manzano que con su trompeta pone en otro nivel el tema Cubanos.
"Saúl Berman como guitarrista invitado en Mosquito no da bisté. Rey Pantoja que hace el tres en El Mundo Entero. Franqui Corbea que toca el tabla indio en par de temas. David Hernández: cajón en Cerro-20-Miramar. Y Laura Falcón en el cello de Árbol y La Inundación. Alejandro González fue el fotógrafo y Raupa hizo todo el diseño del disco".
¿Cuántas piezas presenta el compacto? ¿Todas llevan tu firma?
"Los 12 temas son míos, aunque el disco tiene 13 pistas, porque la 12 (Paripé del Mundo) es como un divertimento, como un pequeño falso documental".
¿Qué temas tratas en las canciones del álbum?
"Muchos. En La inundación agradezco y celebro la cultura africana como parte esencial de nuestra cubanía, está también muy presente esto de las simulaciones, del paripé, con varias aristas, en La Roja y La Green el aparentar lo que no somos, la preocupación por quienes nos observan y nos juzgan, los ridículos a donde nos deja con frecuencia eso… En Son Oculto el monólogo interior de un oportunista. Árbol insinúa el amor clandestino y casi adolescente, y así varios temas y enfoques, el de la pareja que ha convivido tiempo y se reinventa cada día, el de la despedida inevitable. La búsqueda de la felicidad. Un viaje en una guagua como excusa para hablar de nuestra relación con el Poder. Las angustias y esperanzas, dudas y certezas sobre nuestra sociedad en Cubanos. Hasta el juego irónico de Mundo Paripé, donde el Paripé es un personaje que justifica sus acciones, se defiende de mí".
En tu obra se evidencia un sólido trabajo de hibridación de diversas corrientes y géneros musicales. ¿En el fonograma mantienes semejante rigor o hiciste algunas concesiones para adecuarte al mercado?
"En este disco enfatizo ese trabajo de fusión todavía más que en todo lo hecho anteriormente. En las anteriores, que más bien han sido grabaciones de conciertos, he hecho lo que me han permitido hacer las insuficientes condiciones en las que he podido tocar. Aquí pude concretar muchas ideas que tenía y que nunca pude plasmar en los conciertos por falta de recursos fundamentalmente. También todo lo hecho antes me sirvió de laboratorio para este trabajo: qué quería mantener y qué no.
"En un trabajo de canción de autor, donde los temas desde su composición aceptan el reto del arte, no evitan profundidades, donde hay una idea muy personal que defender, una manera de decirla, una estrecha relación entre la letra y la música, una búsqueda de lo inédito, un rechazo al cliché, lo más saludable para mí es olvidarse del «mercado» y trabajar en función de la propia canción, tratar de serle fiel a esa canción que ya tiene vida, arroparla sin pretensiones extrañas a sus presupuestos, no recargarla innecesariamente, a menudo una melodía sencilla y expresiva y enfatizando el color deseado es mejor que una red de líneas virtuosas disputándose el protagonismo, este concepto alguien pudiera interpretarlo como «comercial», yo siempre pienso que no se trata de sencillez o complejidad, sino de belleza, de coherencia, de sonidos que provoquen la imaginación, que abran caminos nuevos, al menos proponerlo en ese sentido, ya si se logra o no es otra cosa".
¿Qué opinas acerca de la tendencia que manifiestan algunos trovadores a crear solo música rítmica, movida y provocadora de la gozadera? ¿La consideras una aberración o un signo de estos tiempos?
"Sin lugar a dudas los tiempos que corren son también consecuencia de muchos años de prácticas mercantilistas dentro del fenómeno de la música popular. Siempre el ritmo, la música bailable ha sido importante en la vida de los seres humanos, a la vez que comercial, sin el sentido peyorativo de la palabra, ha tenido demanda asegurada.
"Lo que me molesta es que todo sistema, incluso el nuestro, favorece las propuestas vacías, que se muestran impactantes desde los valores más superficiales, o las que tienen un discurso que coincide complaciente con el discurso oficial. Un ejemplo desde lo positivo: Calle 13 es para mí un grupo que ha demostrado, como lo hizo Rubén Blades en los 70’s, que se puede hacer música bailable con una sonoridad joven, actual, rompedora y a la vez ser profundo y genuino en lo que se dice. Pero me pregunto: en Cuba, ¿qué hubiera sucedido si surgiera un fenómeno así? Lo más probable es que los criterios imperantes en los medios los hubieran marginado, aislado y prohibido como hicieron con muchos raperos auténticos y no solo por las cosas rebeldes en el sentido social, sino que los medios arrastran criterios mojigatos y rígidos como la propia burocracia que los condiciona, con todo lo que se sale del molde de lo «correcto», aunque sea artísticamente.
"Entonces se escuchan en los medios sobre todo canciones bastante vacías y ahí también se suma un grupo de cantautores que anhelando un éxito que les permita dedicarse a la música, porque, eso sí tienen estos tiempos, cada vez es más cara la vida y más duro dedicarse a hacer arte, y de tanto sortear los posibles problemas terminan haciendo canciones tan complacientes que no me las creo, y la obra se va aligerando tanto que deja de ser arte para convertirse en mero producto de entretenimiento.
"Por otro lado a veces metemos en un mismo saco todo lo que en cuestión de letras no arriesga mucho, pero la música tiene su propio discurso y hay casos de grupos y cantautores que logran hacer música que hace bailar o gozar al tiempo que intenta abrir caminos nuevos, a veces letras ligeras, pero imaginativas, o sea que hay matices en todo esto. Lo que enfatizaría aquí es que lo que me deja insatisfecho no es la gozadera, lo más rítmico o lo menos rítmico, sino la falta de autenticidad y de profundidad en algunos nuevos trovadores, esa ansiedad por «pegar» que se nota demasiado".
En el plano musical, ¿los cantautores deben aferrarse a la tradición trovadoresca o nutrirse de las corrientes contemporáneas?
"La verdad que aferrarse a la tradición no es algo que me seduzca mucho. Me identifico con los trabajos que fusionan sonoridades actuales con sonidos tradicionales y hasta del folclor musical. Ahí está el logro de un tipo como Jorge Drexler, el cantautor uruguayo, que para mí revoluciona la canción intimista reinventándola con sonidos y métodos de la música electrónica con el uso de loops y samplers y el trabajo desde los ordenadores.
"A nivel internacional esa canción cantada a media voz y con excelentes textos se había quedado en la estética de Silvio, Aute, al menos pasaba así en la lengua hispana. Vino Drexler (y quizás otros) y ayudó a mostrar un camino nuevo, pero tuvo que enfrentarse a prejuicios de que la música electrónica deshumaniza, que si la batería que no suena real, tonterías que se olvidaban de la esencia: Ahí seguía existiendo un tipo cantando canciones hermosas con un dominio magistral de la palabra, del lenguaje y con su voz en primer plano. Por otro lado en sus trabajos se ve también un disfrute de las tradiciones, de la guitarra bien tocada, de la murga uruguaya, la milonga, el candomblé, la zamba y el samba (que son dos cosas diferentes) y el bossa-nova, porque Uruguay tiene ese roce con Brasil muy fuerte".
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¿Qué música escuchas en tus ratos de aparente ocio? ¿Quién es ahora mismo el cantante o instrumentista que te hace regresar una y otra vez a sus grabaciones?
"Ya te hablé de Drexler, pero escucho mucho a los brasileños Lenine y Caetano Veloso, a Gilberto Gil, el proyecto Tribalistas. El canario Pedro Guerra. He estado redescubriendo una zona interesantísima del rock de los sesenta y setenta, los Beatles del Lennon psicodélico, Pink Floyd, cosas de Queen.
"Entre los cubanos a Pedro Luis Ferrer, con todo ese trabajo con el changüí y otros ritmos cubanos; a Gerardo Alfonso, últimamente escuché su disco Raza y simplemente creo que es un tremendo trabajo por la cantidad de aportes y propuestas novedosas no solo a la zona de la canción trovadoresca, sino en general a la música cubana, es un hermoso experimento ese trabajo, también su disco A orillas del mar.
"Los primeros discos de Irakere, que para mí revolucionaron la música popular bailable cubana al punto que todavía lo escuchamos y tiene cosas nuevas que decirnos esa mezcla genial que hicieron de los ritmos cubanos y afrocubanos con elementos del jazz y el funk. Muchas cosas de X Alfonso y gente como Alejandro Gutiérrez, Leo García, Roly Berrío, el disco Haydée, de Haydée Milanés, me encanta. El malí Salif Keita, descubrí hace poco a Sergent García. Al rey del afrobeat: Fela Cuti y oigo mucha música diferente, trato de engrosar mi colección copiando de todos los amigos, una de las cosas que más disfruto es compartir música.
"La pregunta la haces bien con aquello de «aparente ocio», porque oigo muchísimas cosas y aunque lo disfruto, lo afronto a menudo como cosa del trabajo, escuchando cómo se logró tal sonoridad, cómo logran la mezcla que me gusta, trato de analizar muchas cosas y no es que todo me guste así plenamente, trato de aprender escuchando.
"También veo muchos documentales de música… La vida de Bob Marley, cómo grabaron los Queen Bohemian Rhapsody, o los Pink Floyd el Dark Side of the Moon, son cosas alucinantes, o conocer por un documental a La Lupe y enterarme con tristeza que prácticas oficialistas en los medios nos han tratado de ocultar obras de grandes de nuestra cultura, de nuestra música. La Lupe es un ejemplo de eso y no es el único".
En esta segunda década del siglo XXI, Cuba está viviendo una suerte de segunda revolución. ¿Las canciones de los trovadores cubanos están a tono con las transformaciones y los anhelos de la sociedad?
"Eso de segunda revolución… no creo… de todas formas sí se están dando algunos cambios que no son tan cosméticos. No encuentro mejores reflejos de lo que nos sucede que en algunas canciones de varios trovadores, también de varios raperos. Siento que muchas veces se ha enfocado esto como una especie de competencia entre el rap y la trova y para mí es un error total. Es muy saludable que no solo trovadores digan en sus canciones lo que sucede a su alrededor con valentía".
¿Existe algún tema al que quisieras cantarle y que, sin embargo, por diversas razones se te ha hecho esquivo?
"Hay muchos temas que se me hacen difíciles, sobre todo porque no se me ocurre una manera diferente o novedosa de decirlos. Muchas veces un tema amoroso se me hace cursi y ahí lo abandono para otra ocasión, o un tema social se me excede cínico y me da pudor, porque siempre está el riesgo de que la canción te lleve a una caricatura y prefiero la autenticidad siempre".
Si ahora mismo un productor discográfico te asegurara que puede convertir tu próximo álbum en el más vendido del mercado hispanoparlante, ¿qué harías?
"Me reiría escéptico. Si hubiera dicho uno de los más vendidos, me río igual, le digo que eso es casi imposible, pero dejo que me cuente cómo piensa conseguirlo y qué presupuesto tiene para grabar el disco, negociamos porcientos y libertades. Grabo mi disco, que por supuesto luego no se vende casi nada, pero ya lo grabé. Y al final le recuerdo irónico: «Te lo dije»".