Ariel gracias por la pedrada

Por: Roberto Reyes (1ro. de junio de 2010)

La primera piedra, escrito por el trovador Ariel Díaz y editado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, es un libro que no vacilo en calificar de excepcional. Sus páginas son un intenso recorrido por una amplia zona del quehacer trovadoresco contemporáneo en el archipiélago cubano.

El volumen cuenta con 3 capítulos. El primero se titula "Semblanzas" y recopila artículos publicados originalmente en la revista digital Esquife. Son descripciones de los trabajos de varios jóvenes trovadores. "Epicentro" es un segmento dedicado a la labor del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, institución que con pocos recursos, la sensibilidad a flor de piel y, sobre todo, sin bloqueos mentales está oxigenando el alma de esta nación. Y cierra el libro "Aunque no esté de moda", un puñado, más bien un puñetazo, de textos que el propio juglar calificó de "grito de resistencia", porque desenmascaran los turbios mecanismos que utiliza la pseudocultura para sobrevivir, o elogian al amigo ignorado y recién desaparecido, o hablan del fenómeno discográfico.

Una de las cualidades que sobresale en La primera piedra es el poder de seducción de que hace gala Ariel Díaz desde las primeras líneas de cada artículo. De ese modo el trovador sale airoso del reto de cautivar a lectores que andan de prisa, que se sienten acosados por las imágenes, que invierten el tiempo en sobrevivir. En ocasiones el texto se inicia con una provocación ("A las alturas del mundo en que vivimos, a mi entender, ya lo hemos escuchado todo en materia de música"... | sobre la obra de Inti Santana ), a veces sorprende con un hecho curioso ("Sube al escenario en una extraña mezcla de prisa y cautela. Escuetas palabras antes de comenzar y sus dedos poco a poco se confunden con las cuerdas entre la delgadez y el movimiento"... | sobre la obra de Samuel Águila ), y hay momentos en los que acude a la mirada filosófica ("Memoria no es una palabra cualquiera. Es una necesidad de quien existe, un arsenal para el futuro de la vida toda"... | nota para el cuaderno Memoria del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau ). Lo cierto es que después de leer las primeras líneas resulta casi imposible detener la lectura.

En La primera piedra Ariel Díaz se deslumbra, y nos deslumbra, al describir la labor de los jóvenes trovadores. Nos convierte en cómplices de su rabia, cuando señala con el dedo acusador a algún personajillo. Nos hace mirar agradecidos hacia cierta institución, capaz de aglutinar a creadores diversos y salvaguardar sus huellas. En todos los casos el juglar acude a la mesura, el verbo preciso y el análisis certero del hecho o la obra. Los datos que poco aportan, como las fechas y los afeites, ocupan un segundo plano, porque a Ariel le interesa hacer énfasis en las cualidades de un trovador, en los resortes que despliegan los enemigos de la auténtica cultura, en la labor de soñadores anónimos, en los múltiples mecanismos que asumen el dogma y la desidia.

Cada una de las páginas del libro está recorrida por el noble fantasma de la poesía. Incluso en momentos en los que el cantor describe un hecho que lo irrita se percibe cierto lirismo. Como botón de muestra, bastaría citar el siguiente fragmento: "Duele, mas no importa. Ninguna noche es eterna, ni siquiera la larga noche de los inuits bajo la que siguen haciendo su vida porque, al final, su día también es muy largo".

Si, por un momento, interpretara literalmente el título del libro, me gustaría imaginar que La primera piedra está hecha de pedernal, esa variedad de cuarzo que emite chispas al ser rozada con fuerza y que se distingue por su dureza. Así es el volumen que ha escrito Ariel Díaz: incendiario y consistente. Una "pedrada" que agradezco.

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Ariel Díaz - No estoy en casa:

1. Canción pequeña
2. Del otro lado del sol
3. Desayuno
4. Discurso para mi hermano menor
5. Lo que no quieres oir
6. No estoy en casa
7. Noticias del caos
8. Sálvame
9. Trilogía inconforme II