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Canciones irreverentes

Canciones irreverentes

Por: Roberto Reyes (26 de enero de 2014)

El arte irreverente cuestiona hechos considerados sagrados, se mofa de reglas presentadas como infalibles, pone en entredicho ideas a las que se les rinde culto, y hasta llega a desmitificar a personalidades descollantes.

Ciro Díaz

Cuando se habla de canciones irreverentes no puede dejar de mencionarse la obra de Ciro Díaz.

Las obras que se mueven por esos senderos casi siempre son acogidas con reserva, cuando no con franco rechazo. Y los artistas que las crean no se expresan con moderación y nobleza, sino de manera incisiva y desafiante. Incluso, en casos extremos, llegan a la desfachatez.

El tema lo abordó José Martí en un artículo que escribió después de visitar en Nueva York una exposición de pintores impresionistas franceses. "La elegancia no basta a los espíritus viriles. Cada hombre trae en sí el deber de añadir, de domar, de revelar. Son culpables las vidas empleadas en la repetición cómoda de las verdades descubiertas", declaró el Maestro.

Llama poderosamente la atención que Martí no solo alude al rechazo que sienten los «espíritus viriles» hacia la «elegancia», sino que toma partido a favor de esos artistas y, por si fuera poco, fustiga a quienes no siguen su ejemplo.

Sin embargo, en nuestros días con frecuencia se ensalza al creador que «repite cómodamente las verdades descubiertas», mientras se censura al que intenta «añadir, domar, revelar». Pareciera que la irreverencia —que en el pensamiento martiano es sinónimo de virilidad— es considerada, cuando menos, una acción sospechosa.

Aún así, el arte irreverente sobrevive y se yergue desafiante. De modo que te prevengo: si crees que no puedes asimilar criterios diametralmente opuestos a los tuyos o si eres de los que califica la irreverencia como un acto irresponsable y traicionero, te recomiendo abandonar la lectura en este punto.

II.

En el variopinto mundo de la música alternativa cubana los ejemplos de canciones irreverentes son numerosos. No obstante, a pesar de la cantidad y la variedad, en casi todas las piezas subyace un sentimiento: la indignación.

(...)
En la mismísima Calle G,
Avenida de los Presidentes,
hay una gran estatua de José Miguel Gómez
que si la ve Pedro Ivonet, ¡ay!
No entiendo que hace ese tipo ahí
después de una revolución que se hizo aquí
Qué fue lo que pasó con la memoria de este país
No sé a tí, a nosotros no nos representa
Para mí está claro
que están glorificando el racismo al descaro
A contramano el grafiti cubano,
¡si no la tumban, vamo' y la grafiteamo'!
Es una falta de respeto en el medio del Vedado
¿Qué hacemo'? ¿Nos callamo'?
¡No, nunca!
El tumor ese lo estirpamos
Es por eso que aquí estamos
Es por eso que cantamos
(...)

El dúo Obsesión arremete contra la presencia en una calle de La Habana de una estatua del mayor general José Miguel Gómez, en cuyo gobierno se llevó a cabo la violenta represión contra el Movimiento Independiente de Color en 1912 en Cuba. Los raperos califican el monumento de afrenta y declaran no admitir justificaciones para que continúe existiendo.

Por cierto, el rap es de las zonas más irreverentes que existen en este momento en el universo de la música alternativa cubana. Sus representantes lo mismo la emprenden contra la violencia doméstica y la discriminación racial, que contra la burocracia y el servilismo.

(...)
A un buen patriota, según veo,
le dicen «blanco» y dice «blanco»
le dicen «negro» y dice «negro»
es mudo, ciego, sordo y manco,
no tiene voluntad propia,
su sentido está al servicio
de una causa colectiva
que solo pide sacrificios
(...)

En Las cosas por su nombre Tito Corona cuestiona la idea que algunos tienen de lo que es ser buen patriota. El rapero se vale de la ironía para mostrar su desacuerdo con la unanimidad, criticar a quienes repiten de modo irreflexivo todo lo que declaran sus superiores, y lamentar la reiterada exigencia de sacrificios.

Otros cantantes llevan la ironía hasta un punto en que se convierte en sarcasmo. Y Ciro Díaz, guitarrista y director de La Babosa Azul, es un representante destacado de esta tendencia.

Mira cómo eligen tu camino
y cómo pasan por encima de tu voluntad
y de tus sueños,
¿Lo viste? No digas nada
(...)

Así comienza No digas nada, pieza que es un concentrado de irreverencia e ironía mordaz, como casi todas las que llevan la firma de Ciro Díaz.

A propósito, esa sarcástica invitación a guardar silencio ante los desmanes de quienes llevan las riendas del poder en una familia, en un colectivo, en una institución, y hasta en el país, podemos encontrarla con diferentes matices en otras canciones.

Es el caso de esa especie de destello que aparece en la pieza¿Cambiará?, de X Alfonso, en la que el cantautor menciona "el no se puede, habla bajito, que me metes en un lío" como uno de los males que debieran ser barridos del archipiélago cubano.

(...)
Todo cambiará,
algún día cambiará.
Todo cambiará,
tengo fe en que cambiará.
La mentira envenenada
que predica el fanatismo.
El no se puede, habla bajito,
que me metes en un lío.
La importancia de vender
al exterior un paraíso.
Las razones de quitarme
mis derechos, mis principios.
Los que ignoran tus problemas
por cumplir lo establecido.
Te señalan con el dedo,
solo por pensar distinto.
(...)

La pieza ¿Cambiará? es una suerte de compendio de punzantes críticas sociales. Su autor, X Alfonso, evita regodearse en los detalles de cada una —se limita a mencionarlas brevemente— y esto convierte la canción en un coctel explosivo formado por diminutos proyectiles.

Composiciones como la mencionada —y otras que están recogidas en el álbum Reverse— han hecho que X Alfonso haya comenzado a ser considerado por algunos como un cantor irreverente, un calificativo que desde hace años recibe el trovador Frank Delgado.

Harry Potter se cree que es un pobre diablo
porque tiene su cuarto bajo la escalera.
Ya quisiera en sueños tener tanto espacio
ven a la barbacoa de mi Habana Vieja.

Mira Harry Potter
y aprende la moraleja.
Mira Harry Potter
que cualquiera se acompleja.

Harry Potter se cree que es mago brillante
porque va pa' la beca en un auto que vuela.
Yo viajo cada día dentro de un rumiante
y cuando me vomita ya estoy en la escuela.

Mira Harry Potter,
y eso no deja secuela.
Mira Harry Potter
vete a embaucar a tu abuela.

Harry Potter no tiene problema en la vida
solo un pase de magia y ya tiene un banquete.
Mi mamá sí hace magia 3 veces al día
pa' formar un alquimia con 3 ingredientes.

Mira Harry Potter,
pa' que yo mueva los dientes.
Mira Harry Potter
es una cuenta pendiente.
(...)

Canciones como Carta de un niño cubano a Harry Potter han hecho que las grabaciones de Frank Delgado sean minuciosamente escuchadas antes de autorizar su transmisión por la radio. Porque, para algunos, muchas de sus composiciones son irrespetuosas, demasiado atrevidas, provocativas, en una palabra, irreverentes.

Los mismos adjetivos reciben las piezas de Carlos Varela, quien con actitud desafiante escribió hace algunos años El leñador sin bosque:

(...)
En la comarca de su majestad,
todos repiten lo que dice el Rey,
el les da el agua, les da el vino y el pan,
pero más tarde les cobra la ley.

Por eso vivo alejado
del trono y el dragón,
prefiero ser olvidado
antes que hacer de bufón.

Soy leñador
un leñador sin bosque.

Yo he visto al verdugo matar al juglar
y a los herejes queriendo escapar.
Escúchame madre, yo te pido que
antes que sea tarde comience a llover.

Inquisidores que me van a hacer
si ya no quiero inclinarme a tus pies.
(...)

Esta pieza del autor de Como los peces me recuerda numerosas composiciones de bandas de rock, en las que hay un enfrentamiento explícito a los poderosos que cometen desmanes.

¡¡Esta calle es nuestra!!
Toda la nación
rompiendo el silencio
mi generación

Queda sin resolverse
queda sin solución
no más oda al silencio
no más resignación
Tomemos sus mentes
es la solución
Luchando de frente
por algo mejor
(...)

Poder a la gente es solo un amago de irreverencia si la comparamos con otras composiciones de la banda Chlover o con las decenas y decenas de piezas que nutren el repertorio de la mayoría de las agrupaciones cubanas de rock.

Y el amago al que me refiero también se evidencia en no pocos de los fragmentos de canciones que he citado en este artículo. Porque a veces elegí el ejemplo que coquetea con la irreverencia y no el que la muestra en toda su crudeza.

Confieso que me hubiera gustado mostrar letras de Los Aldeanos, Pedro Luis Ferrer, Eskoria, Boris Larramendi, Athanai, Escape, Eric Sánchez... Pero no lo hice. Más bien, no me atreví. La cautela, a veces, es un agente paralizador.

III.

El arte irreverente existe sea o no de nuestro agrado. Ignorarlo no lo hace desaparecer. Y prohibirlo resulta imposible en esta era tecnológica e hiperconectada.

La actitud más sensata es estar preparado para que, de tiempo en tiempo, una obra artística ponga en tela de juicio nuestras certidumbres, aunque lo haga desde una actitud que pueda parecer irrespetuosa. Porque, al fin y al cabo, alarmarse por la irreverencia es demostrar temores ocultos, estrechez de pensamiento, espíritu dogmático.

A la postre, el arte irreverente nos oxigena el espíritu, revitaliza nuestra mirada y evita que nos convirtamos en esos seres peligrosos que andan por el planeta embriagados de certeza.

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