Radio cubana polemica acerca de musicos y cantantes excluidos
Radio cubana: polémica acerca de músicos y cantantes excluidos
Por: Roberto Reyes (2 de abril de 2013)
En el verano de 2012 varias agencias de noticias, blogs y sitios web publicaron una información sobre lo que algunos llamaron "otro pequeño signo de reformas en Cuba". Se afirmaba que las emisoras de radio y televisión del país habían recibido la autorización de eliminar una supuesta "lista negra de músicos y cantantes" que hasta ese momento no podían incluirse en la programación.
Issac Delgado se presentó en un concierto organizado por Silvio Rodríguez, pero la música del salsero continúa excluida de la radio cubana.
Foto: Tomada de internet
Entre los artistas a los que, según las noticias, se les había levantado la prohibición estaban el pianista de jazz, recientemente desaparecido, Bebo Valdés —padre del virtuoso Chucho Valdés—, la cantante Celia Cruz y el saxofonista Paquito D'Rivera.
La información circuló por el planeta con variados matices, a veces tendenciosos y malsanos.
Pero continuar hablando del tema con expresiones como «una supuesta lista...» o «según las noticias...» puede dar la impresión de que Trastienda musical está al margen del fenómeno. Y, en verdad, es todo lo contrario.
Apelemos, entonces, a la sinceridad. Tratemos el asunto sin apartarnos de sus aristas más controvertidas, y guardemos como un talismán protector ese pensamiento de José Martí en el que expresa que "no ha de temerse la sinceridad; solo es tremendo lo oculto".
Un cambio que no fue
En cualquier institución del planeta, quien la dirige establece los principios y normas que deben cumplir sus trabajadores. De ahí que los realizadores —directores de programas— de las radioemisoras cubanas deben respetar la política musical establecida por sus directivos.
Y en esa política se disponía que la música de determinados cantantes y agrupaciones no debía salir al aire. Así fue hasta los primeros días de agosto de 2012, cuando se les comunicó a los realizadores que ya no había cantantes y agrupaciones vedados.
La nueva directiva fue acogida con satisfacción en las radioemisoras, si bien casi de inmediato surgieron algunas interrogantes.
"Considero positiva la idea de levantar la lista de los prohibidos, que llamo «lista fantasma», pues algunos ni tan siquiera saben a ciencia cierta quiénes la forman, y en ocasiones el prohibido, en determinado momento, ha aparecido en otros medios, lo cual ha creado la duda de hasta qué punto es o no prohibida su difusión musical", comenta Arnelice Álvarez Morera, especialista de música de la emisora Estereocentro, en Santa Clara.
Aunque la medida fue recibida con beneplácito, llegó a los interesados de viva voz y cada cual la ha interpretado a su modo. De ahí que la ausencia de un documento oficial ha generado recelos y dudas. Y en tales circunstancias los conservadores —por naturaleza hostiles a los cambios— han cargado la atmósfera de sutiles amenazas y oscuros presagios.
Semejante estado de cosas ha devenido en un retorno al punto de partida. Por ese motivo, en estos momentos, pocos se atreven a sacar de los archivos la música de Amaury Gutiérrez, Tanya, Bebo Valdés, Meme Solís o Paquito D'Rivera, por poner solo cinco ejemplos.
¿Qué hacer?
El director de programas Léster Rodríguez considera que "es impostergable una revisión «racional», de todos aquellos músicos que han sido prohibidos, porque en algún momento han expresado diferencias respecto al sistema político cubano. Esto resulta relativamente más fácil con relación a los extranjeros, por razones obvias, sin embargo, el asunto se complejiza cuando se trata de cubanos".
Al referirse a los creadores musicales que han emigrado y que por esta razón han sido vedados, Rodríguez considera que "ya deben quedar atrás los tiempos en que eso en nuestro país era considerado una traición. En el caso de estos músicos no debe existir ninguna limitación a su difusión".
Sin embargo, no opina lo mismo de "aquellos nacidos en esta tierra que han hecho del ataque histérico y desproporcionado parte de su vida cotidiana, porque, no nos engañemos, el arte es también ideología", y concluye que "una cosa es que desterremos la manera dogmática de sentirnos agredidos por cualquier comentario (a veces pueril), que respaldar mediáticamente a un ser irrespetuoso para con su país de origen".
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Al analizar tan controvertido fenómeno, Arnelice Álvarez Morera sugiere que en el caso de un artista de reconocida calidad, pero que ha ofrecido opiniones polémicas, "sería bueno no concentrar el análisis en la exaltación de su carrera artística o sus honores, sino en la valía de su música", y agrega que "en definitiva, sigue representando lo cubano, desde un bolero, un son, un danzón, un guaguancó o una canción, y eso es lo que vale, lo que puede difundirse".
Silvio Rodríguez muestra un camino
Durante muchos años del pasado siglo la música de José Feliciano estuvo prohibida en la radio cubana. Y, sin duda, hoy el cantante puertorriqueño continuaría vedado si no fuera porque en 1993 salió al mercado el álbum Calle latina, en el que el puertorriqueño interpreta Canción de Navidad junto a su autor, Silvio Rodríguez.
El dúo de José Feliciano con el afamado trovador cubano colocó a los censores en una disyuntiva: permitir que la canción se transmitiera por la radio o hacer el ridículo. Y eligieron la primera opción.
Quizás alguien argumente que el autor de Te doy una canción realizó esta especie de desafío a «los presos de su propia cabeza acomodada» —como dice en una canción— porque se trataba de un artista extranjero y no de un cubano. Sin embargo, hechos recientes demuestran lo contrario.
Los cubanos Meme Solís e Issac Delgado no pueden incluirse en la programación de las radioemisoras cubanas por haber hecho declaraciones consideradas «políticamente incorrectas» para el contexto nacional.
No obstante, el 1ro. de enero de este año, Silvio Rodríguez publicó un interesante comentario en su blog Segunda Cita:
(...)
"Es cierto que a finales del siglo pasado invité a Meme a venir a Cuba, rearmar su cuarteto y hacer un disco en los estudios Abdala (por entonces recién inaugurados). Averigüé su correo electrónico y le escribí. ¿Por qué? Porque es uno de los mejores compositores de canciones de Cuba de todos los tiempos. Y porque tuvo la mala suerte de hacerse muy famoso en años en que la cultura fue víctima de incomprensiones y malos tratos.
"Meme, musicalmente, es uno de los puentes entre el feeling y la canción que vino después, incluyendo a la nueva trova. Me parece muy bien que le hagan el homenaje que le van a hacer, asista o no. Y estoy seguro de que, si viniera, no sólo sus antiguos compañeros lo celebrarían: Cuba entera lo recibiría con el aplauso que su enorme talento merece".
— Silvio Rodríguez | Segunda Cita
Desconozco si Silvio sabe que Meme Solís está prohibido en la radio cubana y que lo mismo sucede con Issac Delgado, a quien el trovador invitó recientemente a una presentación en el barrio habanero de Tamarindo, en el Municipio 10 de octubre.
"Fui a visitar a Silvio buscando una canción y me regaló un concierto y está duro eso, es bien difícil, pero gente como él son muy grandes para la música y para el arte, y son tan grandes, que no miden qué puede pasar", declaró Issac Delgado a la revista La Calle del Medio.
Y no pasó nada. O sí, pasó que, frente al público, el trovador presentó a Issac como "un viejo y querido amigo". Y resonó en el barrio de Tamarindo la música de El Chévere de la Salsa. Y se convirtió en noticia que dos cubanos grandes se habían unido en un escenario para dejar a un lado diferencias de todo tipo.
Quizás la radio debiera aprender la lección y reconocer, de una vez y por todas, que la exclusión no es el camino, y que el arte auténtico despoja a los seres humanos de rencores y mezquindades.
Desde la literatura, una lección
A mediados de la década de los '80 del pasado siglo, el intelectual cubano Roberto Fernández Retamar viajó a Buenos Aires para solicitarle al escritor argentino Jorge Luis Borges autorización para publicar en Cuba una antología de sus obras.
"Por diversas razones, y entre ellas porque Borges no había ocultado, todo lo contrario, su hostilidad hacia la Revolución Cubana, además de otras tristes hostilidades y afinidades, no era dable que la antología apareciera sin contar con su acuerdo explícito, que no parecía lo más sencillo del mundo", confiesa Fernández Retamar en el prólogo de Páginas escogidas.
En el texto introductorio, el autor de Calibán, Apuntes sobre la cultura de nuestra América reproduce la conversación que sostuvo con el escritor latinoamericano, y es significativo el momento en el que le dice que lee su obra "en un barrio orillero llamado La Víbora".
Cuando Borges preguntó por el lugar donde se encontraba el barrio, Retamar le respondió que se hallaba "en la ciudad de La Habana, capital de un país llamado Cuba, cuyo régimen político yo sé que usted no aprecia demasiado. Pero ni siquiera eso puede impedir que usted tenga allí millares de lectores, millares de admiradores. Y precisamente por eso he insistido en verlo. Porque preparo una antología suya y necesito su consentimiento".
El creador de El Aleph dio su aprobación, y una selección de sus artículos, cuentos y poemas se publicó en Cuba, a pesar de las irreconciliables diferencias políticas que existían entre el eminente escritor y la nación caribeña.