Canciones contra los desmanes del poder

Canciones contra los desmanes del poder

Por: Roberto Reyes (3 de mayo de 2013)

Cuando se ejercer dominio y control sobre otra persona es necesario, al mismo tiempo, respetarla. De lo contrario el subordinado se convierte en un esclavo, un simulador o un rebelde.

Carlos Varela es el autor de Leñador sin bosque. Foto: www.carlosvarela.com

Y cualquiera de las tres tendencias es, a la larga, peligrosa para quien ostenta el poder, porque los seres humanos necesitan sentirse libres.

Sin embargo, el abuso de poder está a la orden del día. No son pocos los maestros, funcionarios, burócratas y padres que privan a sus subordinados de la capacidad de autodeterminarse, o les humillan, o les imponen su criterio.

(...)
¿Quién?
¿Quién tiene un hijo en las entrañas?
¿Quién le está dando el desayuno
para cobrárselo mañana?
¿Quién? ¿Quién? ¿Quién?
¿Quién?
¿Quién juguetea con la alquimia?
¿Quién quiere fabricar cerebros
y sólo está sembrando muertos?
(...)

Es un elemento válido que una obra artística genere múltiples significados. Y bajo esta premisa, las interrogantes que aparecen en la canción Acerca de los padres, que Silvio Rodríguez escribió hace más de 40 años, pueden interpretarse como dirigidas a cualquier persona que ejerza dominio sobre otra, no solo a los padres.

Parafraseando al cantor, hay quienes al saberse dueños del poder juguetean con la alquimia y el desayuno que ofrecen hoy lo cobran mañana. Y a veces lo logran. A veces nada más.

(...)
En la comarca de su majestad,
todos repiten lo que dice el Rey,
él les da el agua, él les da el vino y el pan,
pero más tarde les cobra la ley.

Por eso vivo alejado del trono y el dragón,
prefiero ser olvidado antes que hacer de bufón.
Soy leñador, un leñador sin bosque.

Yo he visto al verdugo matar al juglar
y a los herejes queriendo escapar.
Escúchame madre, yo te pido que
antes que sea tarde comience a llover.

Inquisidores, qué me van a hacer
si ya no quiero inclinarme a tus pies.
(...)

Canciones como Leñador sin bosque, de Carlos Varela, demuestran que el arte no comulga con las aberraciones a las que puede conducir el poder.

No obstante, es en el rock, y no en la trova, donde proliferan las piezas que denuncian los excesos de los poderosos.

(...)
Solo en tu mente me puedes vencer.
Solo en tu mente me puedes decir
qué hacer.
¡Yo no soy tu esclavo!
¡Peligro!
El peligro del poder.
El poder que te corrompe;
que te corrompe hasta caer.
(...)

El fragmento pertenece a la pieza Peligro de la banda Escape, y es una muestra de la carga explosiva que contienen los surcos del álbum La hora de la verdad.

Lenguaje directo, sin metáforas, para denunciar los desmanes del poder y, de paso, dejar claro que la agrupación habanera apuesta a la herejía.

A propósito, el rock es, posiblemente, el género musical más propicio para exteriorizar sentimientos de ira o descontento, porque su sonoridad —sobre todo el llamado metal— puede llegar a ser en extremo agresiva, desafiante, corrosiva.

Y quizás sea redundante acotar que el género aborrece el servilismo, la resignación y el silencio.

(...)
Queda sin resolverse
Queda sin solución
No más oda al silencio
No más resignación
Tomemos sus mentes
es la solución
Luchando de frente
por algo mejor

¡Esta calle es nuestra!
Toda la nación
rompiendo el silencio
¡Mi generación!

Esta calle es nuestra se ha convertido en el eslogan de Chlover. Cuatro palabras con las que la banda artemiseña invita a tomar los espacios abiertos para «luchar de frente por algo mejor».

No es una incitación a destruir el poder sino a renovarlo, no es un llamado a reprimirlo sino a diversificarlo. No es anarquía, sino evolución.

En 1887 José Martí se preguntaba: «¿qué tiene el poder, que envenena las mejores voluntades?». Y aunque la respuesta a esta interrogante puede hallarse en varios de los textos que nos dejó el Maestro, preferimos la que publicó en mayo de 1892 cuando aseveró que «la autoridad, ha de ser comedida».