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Canciones por una Cuba mejor

Canciones por una Cuba mejor

Por: Roberto Reyes (23 de noviembre de 2011)

"Son tiempos de comprender
que los cambios no ponen en peligro nada,
sino que lo oxigenan todo."Rufo Caballero

Desde finales de la pasada década se iniciaron en Cuba transformaciones extraordinarias, que habían sido sueños largamente incubados en el espíritu de la nación. Y aunque no hay dudas de que se avecinan otros cambios —quizás mucho más anhelados—, el arte no sabe de esperas. De ahí que de las gargantas de los cantores broten canciones como la que Silvio Rodríguez nombró Sea señora:

Tony Ávila

Tony Ávila debe de haber escrito la canción "Mi casa" en estado de trance, porque no olvidó nada. Foto: Kaloian

Sea señora la que fue doncella.
Hágase libre lo que fue deber.
Profundícese el surco de la huella;
Reverdézcanse sol, luna y estrellas
En esa tierra que me vio nacer.

A desencanto, opóngase deseo.
Superen la erre de revolución.
Restauren lo decrépito que veo,
Pero déjenme el brazo de maceo
Y, para conducirlo, su razón.

Seguimos aspirantes de lo mismo
Que todo niño quiere atesorar:
Una mano apretada en el abismo,
La vida como único extremismo
Y una pequeña luz para soñar.

Las fronteras son ansias sin coraje.
Quiero que conste de una vez aquí.
Cuando las alas se vuelven herrajes,
Es hora de volver a hacer el viaje
A la semilla de José Martí.

El 26 de marzo de 2010, al presentar el álbum Segunda cita en la institución cultural Casa de las Américas, en La Habana, Silvio Rodríguez calificó Sea señora como «una de las canciones fundamentales» del disco. Y agregó que el fonograma «está prácticamente vuelto hacia nuestra realidad, hacia los problemas de nuestra realidad, los conflictos que todos sabemos que hay, y, bueno, son ideas que, como siempre, un cantor lanza para participar de esa manera en el debate».

Admito que me sorprendió Sea señora. No esperaba que Silvio enjuiciara nuestro entorno hasta el punto de declarar:

"Si suprimimos la «r» de Revolución lo que queda es evolución. A eso me refiero. Es imposible que haya un mundo en semejante estado de reposo, ya sería el mundo de los muertos". — Segunda Cita con Silvio | Cubadebate

No obstante, a pesar de que expresa un punto de vista que comparten miles de cubanos, Sea señora no ha sido una canción «popular». Su mensaje crítico, al menos para el gran público, ha pasado sin penas ni glorias. Sospecho que la frialdad tiene que ver con el uso de metáforas, que, incluso, les han servido a algunos para declarar que la pieza no expresa lo que el propio trovador ha declarado en más de una ocasión.

Y el final de la canción —«es hora de volver a hacer el viaje / a la semilla de José Martí»— además de hermoso es necesario.

Otro cantautor que insta a transformar el archipiélago es X Alfonso. El álbum Reverse es fecundo en canciones cuestionadoras, que reclaman modificar el país:

...
La mentira envenenada
que predica el fanatismo.
El no se puede, habla bajito,
que me metes en un lío.

La importancia de vender
al exterior un paraíso.
Las razones de quitarme
mis derechos, mis principios.

Los que ignoran tus problemas
por cumplir lo establecido.
Te señalan con el dedo,
solo por pensar distinto.

Hacen que familias
no compartan los momentos
más bonitos.

Soledad que no es un nombre
es un sentimiento
bien jodido.

Todo cambiará
algún día cambiará
Todo cambiará
tengo fe en que cambiará
...

Lenguaje directo y sin evasivas. ¿Cambiará? es una pieza en la que X Alfonso arremete contra muchos de nuestros males: burócratas serviles «que ignoran los problemas por cumplir lo establecido», temores a ser sinceros porque «no se puede, habla bajito, que me metes en un lío» o absurdas prohibiciones que violan «derechos y principios».

En Reverse, el reciente fonograma de X Alfonso, el sudor, la fatiga, la soledad y los anhelos de obreros, madres y jóvenes se mezclan con la fe en que todo cambiará.

Por su parte, el trovador matancero Tony Ávila admite que le urge transformar su hogar —¿su país?— para adaptarlo a los tiempos que corren. Por eso se dispone a quitar las viejas cerraduras, podar el jardín, mover los floreros, restaurar las ventanas y las puertas. En fin, remozar la casa para sentirse cómodo, alegre, sin ataduras:

Voy a cambiar los muebles de mi casa
le cambiaré el color a las paredes
restauraré las puertas, las ventanas
y el viejo dominó sin doble nueve

Voy a quitar las viejas cerraduras
creo que están de más ciertas paredes
aprendí con el tiempo que se puede
cambiar sin que se dañe la estructura

Hoy podaré el jardín y a los retoños
los cuidaré para que crezcan sanos
hoy voy a consultar con mis hermanos
los cambios que a la casa sobrevienen

No tengo que correr, porque la prisa
puede que le haga daño a los cimientos
y aunque en mi casa me siento contento
hay cambios que mi casa necesita

Voy a hacer ciertos cambios en mi casa
como hicieron mis padres en su tiempo
al cabo esta será la misma casa
los que no son iguales son los tiempos

Voy a cambiar adornos y costumbres
la flor artificial y hasta el florero
le quitaré a los hierros el herrumbre
y le daré comida a mis guerreros

Asumiré que soy el heredero
ya que tengo esta casa por fortuna
la casa que no cambio por ninguna
y en la que están las cosas que más quiero

No tengo que correr, porque la prisa
puede que le haga daño a los cimientos
y aunque en mi casa me siento contento
hay cambios que mi casa necesita

La casa es una canción que conmociona. Tony Ávila debe de haberla escrito en estado de trance, porque no olvidó nada: ni el cuidado de los retoños, ni la consulta a sus hermanos, ni la necesidad de derribar ciertas paredes, ni la importancia de preservar los cimientos.

Cambios como los que desea realizar el trovador no pueden, de ningún modo, destruir un hogar —es decir, una nación—, más bien lo convierten en una fortaleza inexpugnable.

Hace más de 130 años José Martí sentenció que «no hay belleza en la rigidez», porque «la vida es móvil, desenvuelta, abandonada, muelle, activa». Hagamos, entonces, del archipiélago cubano un sitio bello, enemigo acérrimo de la rigidez.

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Tony Ávila interpreta La casa:

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