Hermanazos en El Mejunje

Por: Roberto Reyes (12 de abril de 2012)

En la noche de este 9 de abril en el Centro Cultural El Mejunje, de Santa Clara, la agrupación rapera Hermanazos ofreció el concierto con el que cerró su gira por las provincias situadas al oriente de la isla. El periplo se había iniciado el pasado 31 de marzo con una presentación en el cine La Rampa, de la capital cubana.

Confieso que asistí escéptico. Hermanazos en esta ocasión no se presentaba como un dúo, sino como una agrupación. Y semejantes mutaciones suelen ser la vía expedita hacia un objetivo: fabricar música chatarra para entretener, hacer mover las caderas, tararear sencillos estribillos, agitar las manos, en fin, enajenar a quien escucha.

Me puse en guardia cuando Afrovelázquez, líder del grupo, al iniciar el concierto se presentó como «Hermanazos con un nuevo estilo, música alternativa, hip hop». Sin embargo, bastaron los primeros minutos de audición para disipar mis temores. No había ligereza, ni seducción programada, ni acordes para oídos acomodados. Era música genuina.

El concierto se inició con una pieza dedicada al respeto que debemos mostrar por nuestros semejantes. Fue una carta de presentación en la que con inteligencia, virtuosismo musical, hermoso trabajo de voces y un texto ilustrativo los 9 integrantes del grupo agitaron el cuerpo y, sobre todo, las neuronas de quienes visitábamos el mítico sitio santaclareño.

Tres intérpretes, entre ellos una hermosa mujer, rodeados de 6 instrumentistas —guitarra, saxo, bajo, trompeta, piano y batería— durante casi 80 minutos interpretaron canciones que, por lo general, contemplaban los lados menos agraciados de la realidad cubana. No obstante, no había acritud ni rabia en el canto, sino una evidente intención de inquietarnos, de despojarnos de la somnolencia con la que vivimos en estos tiempos.

En una pieza, que a todas luces es una analogía del país, Hermanazos invita a los niños a separarse de sus madres y correr el riesgo de vivir su propio mundo, de tropezar y levantarse, de explorar lo desconocido. En otra composición se sumergen en La Habana para describir cómo algunos de sus habitantes reacomodan sus vidas para sobrevivir con los pregones, el trapicheo o la maldad.

No faltaron en el concierto las versiones, como la revisitación al clásico No woman, no cry, de Bob Marley. Aunque el calificativo de excelente se lo llevó la pieza Yimboró, de Benny Moré, en la que la agrupación interroga al cantante con algunas de las preguntas más acuciantes que hoy se hacen los cubanos.

El cierre no podía ser otro que la canción Paz y amor —que es también el nombre de la gira—, con la que los artistas resumen las esencias de su periplo por algunas ciudades del oriente cubano.

Hermanazos dejó de ser un dúo para convertirse en una agrupación. Y aunque otros que han recorrido el mismo camino han devenido en caricaturas grotescas de lo que fueron, la tropa de Afrovelázquez, al menos por ahora, demuestra ser una entidad artística más sólida. Su mezcla de rap, jazz, rumba, funky, blues y otros géneros al mismo tiempo que ilumina el espíritu, lo inquieta y purifica.