Silvio Rodriguez si Pablo Milanes no
Silvio Rodríguez sí, Pablo Milanés no
Por: Roberto Reyes (2 de marzo de 2015)
A veces da la impresión de que algunos cubanos responden a determinados hechos del mismo modo que reaccionan a un fuerte estímulo en la piel. Porque lo que debiera ser un acto comedido y racional se convierte en un exabrupto cargado de improperios.
Así ha sucedido en los últimos años cada vez que se publica una entrevista a Pablo Milanés. Y así ha ocurrido con la más reciente que ofreció al diario español El País.
Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. Foto: Tomada de internet
Poco ha importado que en esta ocasión el trovador haya sido moderado en sus pronunciamientos, y que incluso todos sus puntos de vista hayan sido sostenidos ya por artistas y periodistas cubanos residentes en el archipiélago.
Incluso Silvio Rodríguez —a quien algunos han convertido en la antítesis del cantautor bayamés— en los últimos años ha ofrecido criterios tan severos y polémicos como los de Pablo Milanés. No obstante, nadie se ha irritado. Mas bien la respuesta ha sido el silencio.
Semejante actitud solo pudiera ser un coqueteo con la hipocresía o una enfermiza falta de coherencia. Pero veamos dos o tres ejemplos concretos.
Algunos incriminan al trovador bayamés por ofrecer sus declaraciones sobre la sociedad cubana a periodistas extranjeros y en tierras foráneas.
No obstante, en 2014 Silvio Rodríguez fue entrevistado en México y lo que entonces confesó, para algunos, fue estremecedor:
(...) el artista (...) no quiso manifestarse abiertamente sobre la posición política de su hijo, el rapero Silvito El Libre (Silvio Liam Rodríguez), quien mantiene una actitud muy crítica hacia el gobierno cubano.
"Respecto a Silvio Liam: Es mi hijo. Piense lo que piense es un hijo maravilloso, adora a su familia y en ese sentido no tenemos ninguna queja de él. Piensa como piensan muchos de su generación y creo que tienen razones para pensar así y tener esas posturas. No quiero ahondar en eso, porque encima de todo respeto a mi hijo", afirmó Silvio.
— Silvio Rodríguez | SINEMBARGO.MX
Si semejantes declaraciones las hubiese realizado Pablo Milanés la red de redes hubiera recibido, desde el archipiélago cubano, media docena de corrosivos artículos en su contra. Pero no fue él quien apuntó que el rapero Silvito El Libre «piensa como piensan muchos de su generación» y «tienen razones para pensar así y tener esas posturas».
Por supuesto que los post que se hubieran escrito para desenmascarar a Milanés hubieran estado acompañados por videos del rapero, incluso junto a sus amigos Los Aldeanos. Y posiblemente la ira hubiera conducido a algunos a publicar dos o tres textos de sus canciones para demostrar que son en extremo cáusticas hacia el gobierno.
Imagino a los articulistas desafiando a Pablo Milanés con preguntas como: ¿Dónde están las encuestas que has hecho para saber que muchos de la generación de tu hijo piensan como él? ¿Qué razones tú crees que tienen los jóvenes cubanos para pensar y comportarse con tanta rebeldía? ¿Has escuchado cuánto odio destilan las canciones de tu hijo hacia los dirigentes de la Revolución?
Pero no. No fue el autor de Días de gloria el que habló. Por eso nadie se dio por enterado.
Por cierto, a Pablo Milanés suele imputársele el «delito» de prestarse al juego de responder cuestionarios que se enfocan en sus opiniones políticas y apenas se interesan por su obra artística. Pero lo mismo le sucede al cantor que han convertido en su contraparte, y nadie le acusa por ello:
Tratándose de Silvio Rodríguez, su encuentro con la prensa mexicana no evitó los temas políticos, que «son mi karma», según aceptó con cierta ternura el cantautor, mostrándose dispuesto a responder todas y cada una de las preguntas de los periodistas.
Los nuevos procesos políticos en Cuba forman parte «de una rectificación, puesto que hace años ya nos habíamos dado cuenta de que muchas cosas no andaban como debían andar. Quizás reaccionamos un poquito tarde», dijo el cantautor, no sin antes aclarar que lo mismo que dice fuera de Cuba lo dice también públicamente en su país.
«Tengo esperanzas de que las cosas que se están haciendo funcionen. Al menos algunas. Todas las que son imbuidas por una nueva forma de pensar, a esas les tengo más fe que a las que tratan de arañar los resquicios del pasado», dijo.
— Silvio Rodríguez | SINEMBARGO.MX
Resulta curioso que lo que Silvio Rodríguez reconoce como su karma —la obsesión de los medios por conocer sus opiniones políticas— no provoca asombro a ciertos articulistas cubanos, pero se escandalizan si ese karma también se apodera de Milanés. Incluso han llegado a incriminar a este último porque sus declaraciones han sido replicadas por los medios contrarrevolucionarios.
Tal vez sea que ignoran cuántos puntos de vista emitidos recientemente por el autor de Unicornio han aparecido en la prensa de la derecha más furibunda. Es el caso de la respuesta que ofreció hace menos de un año cuando le preguntaron qué había aprendido al visitar los barrios durante los conciertos:
He aprendido que la gente está jodida, muy jodida, mucho más jodida de lo que pensaba. Y bueno, eso es una manera de conectarse con la realidad de tu país, de seguir constatando las cosas como son.
— Silvio Rodríguez | Cuba vista a las seis
La respuesta es más amplia, con matices cargados de humanismo, pero la confesión inicial es tan impactante que el resto resultó poco relevante para los grandes medios internacionales. Porque «estar muy jodido» es una expresión que no se anda por las ramas y que en pocas palabras denota extrema necesidad.
Imaginemos, entonces, que tras ofrecer algunos conciertos en Cuba, Pablo Milanés hubiese declarado lo mismo. Imaginemos que, como sucedió con Silvio Rodríguez, la frase recorriera los diarios de todas las tendencias y colores.
artística
Con certeza, a solo segundos de haber sido publicado el criterio, ciertos cubanos se hubieran encolerizado hasta el punto de declarar que el cantautor estaba intentando mostrar al mundo un país inexistente, que era un vendepatria, y que su intención era aparecer en los diarios de Miami. Pero nada de esto sucedió. Y aquellos que siempre saltan a la más mínima chispa lanzada por Milanés hicieron mutis.
Lamentablemente con el silencio perdieron la oportunidad de mostrar coherencia. Porque si se hubieran puesto al lado de Silvio, a quien dicen defender, y hubieran escrito un puñado de párrafos destinados a reconocer que sí, que «estamos jodidos» y que urge hacer cambios en la nación, el cantor no hubiera parecido un «hombre extraño». Pero voltearon el rostro, y se desentendieron.
Los cuestionamientos a Milanés también se han centrado en el repertorio de sus conciertos. Se alega que existen canciones de aliento revolucionario que el cantor ya no interpreta. Pero analizar las posibles causas sería adentrarse en el terreno de la especulación.
Aunque quizás Silvio Rodríguez nos pueda arrojar alguna luz sobre el tema con la siguiente declaración:
Cuando uno cantaba: «Te convido a creerme cuando digo futuro» realmente uno no pensaba que este era el futuro. Uno pensaba que el futuro iba a ser otro.
— Silvio Rodríguez | Cuba vista a las seis
Pudiera continuar haciendo muchos otros paralelos. Pero el propósito no es agobiar con interminables comparaciones. El propósito es invitar a hacer valoraciones con la mayor objetividad posible, a abandonar la parcialidad y los prejuicios, a mostrar mesura, a evitar estigmatizar a quien piensa diferente, y a respetar las opiniones discordantes.
Debo confesar que en ocasiones no he estado de acuerdo con Pablo Milanés. Mas no tengo por qué considerar que todas sus declaraciones son actos retorcidos. No padezco ningún trastorno psíquico compulsivo que me haga pensar así.
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Por otra parte, a veces no he coincidido con algunas opiniones de Silvio Rodríguez. Su verbo me seduce, pero no me agrada cuando para sustentar sus ideas cita criterios manidos que han demostrado ineficacia o están permeados de dogmas.
Ninguno de los dos trovadores es perfecto. Tampoco quien escribe estas líneas lo es. Y dudo que alguien lo sea.
Lo cierto es que existe una realidad incuestionable: Cuba es una nación de muchos Pablo y Silvio. Pretender ocultar este hecho ha provocado innumerables heridas. Continuar sembrando rencillas o hurgando en las diferencias cada vez se va pareciendo más a un crimen de lesa cubanía.
Por eso enmiendo el título: Silvio Rodríguez sí, Pablo Milanés no también.