Se necesitan artistas irresponsables
Se necesitan artistas «irresponsables»
Por: Roberto Reyes (27 de octubre de 2014)
Recientemente oí que alguien calificaba de irresponsable a un cantautor, porque había compuesto una canción en la que sugiere cambiar algunas estructuras anquilosadas de la sociedad cubana.
El calificativo «irresponsable» está siendo utilizado para coartar acciones, desacreditar a quien opina y demonizar obras artísticas.
El mismo apelativo recibió Robertico Carcassés hace poco más de un año por haber hecho una serie de reclamos en un concierto multitudinario en La Habana.
También han sido considerados irresponsables —ya sea por sus canciones, sus declaraciones, o por ambas— Pedro Luis Ferrer, Frank Delgado, Bárbaro El Urbano Vargas, Carlos Varela, X Alfonso, Santiago Feliú, Los Aldeanos y tantos otros. Porque el adjetivo de marras, con todos sus derivados, se ha convertido, en el siglo XXI, en el arma predilecta de ciertos personajes retorcidos.
Durante muchos años de la pasada centuria para denigrar e incluso destruir a un cubano bastaba declarar que tenía «problemas ideológicos». Pero como la frase ha caído en desuso, y hoy solo sirve para hacer chistes de poca monta, era necesario apropiarse de otro vocablo.
Y la palabra elegida ha sido «irresponsable», que, al igual que sucedió con otras expresiones, está siendo sometida a un sutil proceso de manipulación.
Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):
responsable.
(Del lat. responsum, supino de respondere, responder).
1. adj. Obligado a responder de algo o por alguien. U. t. c. s.
2. adj. Dicho de una persona: Que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.
3. com. Persona que tiene a su cargo la dirección y vigilancia del trabajo en fábricas, establecimientos, oficinas, inmuebles, etc.
Es evidente que la segunda acepción que ofrece el DRAE es la que nos interesa. Y basta colocar el adverbio «no» en el lugar adecuado para saber que «irresponsable» es la persona que «no» pone cuidado y atención en lo que hace o decide. Así de sencillo.
Sin embargo, algunos personajillos intentan inculcarnos la idea de que la persona irresponsable obra con insidia, posee ocultos nexos con el enemigo y su propósito es destruir la nación. De esta manera pretenden acallar criterios, reclamos y críticas.
Por supuesto que es necesario que seamos «responsables» en nuestros actos, es decir, que pongamos cuidado y atención en lo que hacemos o decidimos. Pero de ahí a convertir el antónimo del adjetivo, y sus derivados, en un vocablo ofensivo, denigrante, acusatorio y antipatriótico hay un largo trecho.
Lo cierto es que el calificativo «irresponsable» está siendo utilizado para coartar acciones, desacreditar a quien opina y demonizar obras artísticas. Mas los tiempos son otros. No podrán repetirse los desmanes que durante años se cometieron al declarar que una persona tenía «problemas ideológicos».
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Y a la postre es una buena señal que los burócratas, los conservadores, los arribistas, los prepotentes, los aduladores y muchos otros personajes retorcidos se sientan aludidos en una canción. Es una buena señal que se les vea ansiosos por encontrar una palabra injuriosa.
Mientras tanto, que estallen los cantos en los que se denuncian nuestras crudas realidades. No es tiempo de componer canciones complacientes. Se necesitan artistas «irresponsables».