Ian Padron y Tony Avila conmueven con videoclip Madre
Ian Padrón y Tony Ávila conmueven con videoclip «Madre»
Por: Roberto Reyes (22 de abril de 2014)
En estos tiempos resulta difícil encontrar un videoclip cubano que no esté plagado de burdos guiños al mercado, de fórmulas pedestres y simplonas, de imágenes estereotipadas o, tanto peor, de una mezcla de todos estos ingredientes. Y es que la mayoría de los realizadores ha desarrollado una visión mercantilista que le garantiza la supervivencia, pero que demerita su valía artística.
Entre las obras recientes que se apartan de esta tendencia se encuentra el clip con el que Ian Padrón recrea la pieza Madre, del trovador Tony Ávila.
La canción es hermosa y las imágenes que la acompañan son rotundas. El director tuvo el tino de emplear una asombrosa economía de recursos y una casi total ausencia de ornamentos, que recuerdan la impronta del arte minimalista.
El video se inicia con breves palabras pronunciadas por el trovador y cinco actores, y después la cámara permanece atenta a sus emociones. Mientras tanto, en el campo visual se van insertando objetos que de manera oblicua nos recuerdan las mil y una preocupaciones, delicadezas y gestos de las madres cubanas.
Cuando la obra parece acercarse peligrosamente al llanto que de manera grosera puede manipular al espectador, los personajes sonríen o intentan desembarazarse de la aflicción, aunque algunos a duras penas lo logran.
Madre no es un videoclip con pretensiones universales. La mayoría de sus códigos solo son comprensibles por los cubanos, más bien por algunas generaciones de cubanos. Pero, sin duda, es una obra signada por la «belleza».
Y hago énfasis en la palabra «belleza», porque la mayoría de los videoclips cubanos hacen gala de «lindura», atributo que en el terreno del arte tiene que ver con el deleite efímero, con la admiración fabricada a golpe de artificio.
Presiento que la obra dirigida por Ian Padrón para promocionar la pieza Madre, del trovador Tony Ávila, será de las propuestas audiovisuales más relevantes de 2014. Aunque quizás me equivoque. Quizás.