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La desilusion un peligroso aderezo de canciones

La desilusión, un peligroso «aderezo» de canciones

Por: Roberto Reyes (18 de agosto de 2015)

Carlos Varela

La desilusión está presente en algunas de las canciones del trovador Carlos Varela. Foto: www.playingforchange.com

En Cuba es políticamente incorrecto que un artista confiese estar desilusionado o que ese sentimiento aflore en su obra. Y no me refiero a la pérdida de ilusiones en el terreno amoroso, sino en el social.

Los días de gloria
se fueron volando
y yo no me di cuenta.
Sólo la memoria
me iba sosteniendo
lo que un día fue.
Vivo con fantasmas
que alimentan sueños
y falsas promesas
que no me devuelven
los días de gloria
que tuve una vez.
(…)

Así comienza Días de gloria, la canción que hizo que el nombre de Pablo Milanés fuese llevado a las oscuras listas creadas por los censores, los arribistas, los aduladores y los extremistas. Porque era necesario castigar a quien no solo se atreve a decir que vive "con fantasmas / que alimentan sueños / y falsas promesas", sino que además agrega:

Perdí mi yagruma
y mi colibrí,
perdí mi guitarra,
se perdió en la bruma
donde pierdo el habla
y te pierdo a ti.
Los días de gloria
se fueron con todo
lo que un día fui.
(…)

Los defensores de la versión caribeña del realismo socialista entraron en cólera al escuchar esta desoladora visión de la sociedad. La pieza rompió en su momento con la norma no escrita —pero bien conocida y por casi todos respetada— de que el arte de los creadores cubanos puede mostrar algunas pinceladas de críticas e insatisfacciones, pero nunca llegar al desaliento.

Ciertos oscuros personajes (…) se valen de cualquier artilugio para silenciar o ningunear al artista que en una pantalla, en un lienzo, sobre las tablas o en los surcos de un disco compacto muestre alguna cuota de desilusión

Sin embargo, no es el autor de Yolanda el mejor ejemplo de trovador con una «obra cargada de desilusión». Otros le superan con creces. Y ahí está Carlos Varela para corroborarlo.

(…)
Detrás de todos estos años
detrás del miedo y el dolor
vivimos añorando algo
y descubrimos con desilusión
que no sirvió de nada,
de nada,
"o casi nada
que no es lo mismo
pero es igual".

De esta manera cierra Foto de familia. La frustración que evidencia la pieza es de tanta magnitud que uno no sabe si la cita de la canción de Silvio Rodríguez es un intento por atenuar el impacto o un gesto irónico.

La mirada cargada de desencanto que suele mostrar Varela en sus canciones le ha granjeado el rechazo de los censores. Sobre todo porque el cantautor suele llegar al extremo de borrar cualquier vestigio de esperanza.

(…)
Los días no volverán
aunque echemos a correr.
Los días no volverán
a ser lo que fueron ayer.
(…)

El estribillo de Los días no volverán destila una profunda desilusión, y lo mismo sucede con el de la pieza Nubes:

(…)
No jures
por la tempestad
aunque tu Luna se esté apagando,
las nubes no se irán,
no se irán,
no se irán,
no se irán,
solo se quedan adentro y llorando.
(…)

Esta sensación de haber quedado sin asideros igual la encontramos en El viejo sueño acabó, Cambia y Como los peces, entre otras canciones de Varela.

Si nos apartamos de la trova y nos acercamos al rock, también hallamos la desesperanza desperdigada en varias composiciones. Es el caso de la pieza Resistiendo de la banda Chlover:

(…)
La esperanza se perdió
gente en el silencio
que perdió su voz

Buscando la verdad
te hace seguir
buscando una razón
por qué pelear
(…)

A pesar de las señales de desilusión, en el texto anterior hay destellos de desafío. Y este es uno de los múltiples rostros que podemos encontrar en el rock hecho en Cuba cuando denuncia la desesperanza.

(…)
Mi vida es la que está en aquel rincón
De amores sordos
De sueños rotos.
La reconocerás tan solo de mirar
Su cara triste
Sus ojos grises.

Hay de aquel que se jugó
La vida.
Por un montón de sueños
Que nunca se realizan.
A pesar de que ya nadie le creía
Siempre amanece alguien
Soñando todavía.

Así afirma la banda Kaoz en Soñando todavía, mientras la agrupación Escape hace lo suyo en Rompiendo el silencio:

(…)
Cuando en la vida no hay nada ya
Cuando el tiempo dejó de existir
Cuando sueñas solo por suponer:
estás viviendo en el límite
Cuando en la vida no hay nada ya
Cuando el tiempo dejó de existir
Cuando sueñas solo sin suponer:
estás viviendo en el límite
(…)

En el terreno del rap también hallamos señales de pérdida de fe, y ahí está para demostrarlo el estribillo de la pieza Consecuente, de Tito Corona:

(…)
pero ya ves que hoy no hacemos
(coro) nada
no esperamos
(coro) nada
y pudiera ser que no pase
(coro) nada
(…)

La dureza que emana de estos versos no debe llevarnos a considerar ilegítimas las obras que muestran la desilusión. Porque, a fin de cuentas, el arte existe para reflejar todos los sentimientos humanos: desde el amor y la nobleza hasta la ira y el desaliento.

Pero el enunciado anterior —casi una perogrullada— no parece ser comprendido por ciertos oscuros personajes, que se valen de cualquier artilugio para silenciar o ningunear al artista que en una pantalla, en un lienzo, sobre las tablas o en los surcos de un disco compacto muestre alguna cuota de desilusión.

Es la malsana tendencia a emprenderla contra el efecto y no indagar cuáles son las causas que lo provocan. Se trata, según los psicólogos, de un mecanismo de defensa que emplea quien se siente culpable de la situación negativa creada.

Así las cosas, solo queda un camino: continuar denunciando los entuertos de la sociedad en las canciones, aunque algunos poderosos respondan con represalias que, al fin y al cabo, les delatan.

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